Hola, cuando Sindy me invitó a compartir con ustedes un lunes de Confidencia me sentí muy halagada, pero a la vez un poco asustada y ansiosa porque uno como mamá tiene muchas cosas que compartir.
Lo que les voy a confidenciar uno de los grandes desafíos de mi vida con los cuales me he topado: hace un tiempo atrás tenía una familia convencional compuesta por papá, mamá, dos hijas y un perro, pero por cosas de la vida, hay situaciones que te llevan a tomar la decisión de tomar distintos caminos y en mi camino solo siguieron conmigo los dos angelitos y mi pequeño perro.
Uno como mamá trata que cualquier tipo de transición sea lo menos invasiva para los pequeños, porque cualquier tipo de cambio ya es fuerte para su emocionalidad. Ahora cuando uno toma cualquier tipo de decisiones en la vida de la familia, es por el bien de sus hijos, uno espera que las relaciones no se pierdan, pero no fue el caso nuestro, así que asumiendo siempre de manera responsable mis decisiones, de repente me vi en un rol de mamá 24/7, además de volver a ser hija y hermana de tiempo completo, no les puedo decir que fue fácil, aún no lo es, pero cuando uno ve a sus hijos seguros y tranquilos, el resto simplemente queda atrás.
En un inicio me proyecté con mis hijas, trabajar y ellas en el jardín etc., pero la vida me tenía una sorpresa, y ésta fue que mi hija más pequeña que actualmente tiene 2 año 8 meses, no alcanzó a llevar dos meses en el jardín y comenzó con constantes cuadros respiratorios, virales, y convulsiones febriles, situaciones que nos se los deseo ni a mi peor enemigo, con decirles que le perdí el miedo a la palabra neumonía, lo que llevó como consecuencia retirarla del jardín y asumir el cuidado de ella en casa, y sin interrumpir el desarrollo de mi otra pequeña de 4 años 7 meses (actualmente). Ella sigue en el jardín, ya que creo que la relación con otros es primordial para el crecimiento en sus primeras etapas preescolares.
Volviendo a lo que les estaba contando. Al volverme mamá 24/7, no siempre hubo visitas del papá así que uno trata primero de suplir esa ausencia y buscar distintas ideas de hacer los días y especialmente los fines de semana, intentando que sean más entretenidos y así ellas en sus hermosas cabezas no piensen en las personas que no están. Los días son entretenidos, estresante, intensos, amados, preocupantes, pero en resumen es la vida misma, uno se adapta a la situación de la vida que te toca vivir, por ejemplo cuando uno vuelve a la casa de su mamá uno deja de ser indirectamente dueña de casa, toda abuela trata de la mejor manera, dar opiniones o decir cosas sobre el día a día de de sus nietos, y en mi caso en un principio esto me generó algunos días de discusión, pero con el paso del tiempo uno aprende a escuchar, filtrar y callar, esto quiere decir no discutir en especial delante de las hijos, ya las saqué de un ambiente estresante como para seguir exponiéndolas, entonces yo escucho y en algunos casos pido ayuda pero al momento de actuar con mis pequeñas yo tomo la decisión o las determinaciones para con ellas, y así no hago sentir mal a mi mamá, que más que mal me siento muy agradecida de volverme a acoger en la casa con mi hermosa familia.
Otra situación maravillosa que se ha generado con mis pequeñas en este año y medio es que nuestros lazos de amor han sido o se han vuelto demasiado intensos, yo duermo con mis hijas en la misma pieza, y en un principio lo hice para que los cambios no fuesen bruscos y esto me sirvió mucho en las etapas de la enfermedad con la más pequeña.
En este proceso donde mi familia ha sido fundamental he aprendido desestresarme, a tomar la atención de las cosas que realmente importan y las que no, simplemente que pasen sin influir en la vida de las pequeñas, he aprendido a perdonar y a evolucionar en el completo beneficio de las niñas y retomar relaciones que años atrás había dejado de lado, uno se da cuenta que el tiempo pasa y que dichas personas pueden influir de manera positiva en la vida de mis hijas. Aprendimos a cambiar las prioridades, y que cualquier proyecto puede cambiar o esperar por el bien principal de los hijos, aprendes también a que son felices con menos de lo que uno espera y que siempre están agradecidas de cualquier sacrificio que hacemos como madre por ellas, cambia el núcleo familiar, pero ellas siguen siendo felices y eso es lo que importa.
Un abrazo a todos.