Por Pamela Díaz.
Desde muy pequeña me encantaban los bebés, comenzamos a pololear a los 17, siempre tuve un sueño recurrente, que me dejaban un bebé en la puerta de mi casa, al poco tiempo, llegué a Conin por una invitación para el día de la madre y vi a mi Romy, fue amor a primera vista, Rodry fue mi compañero en esa aventura (ahí supe que sería un gran papá) fueron 3 años de entregarle mucho amor y hacerla una personita distinta, ella nos decía Papá y Mamá, eramos muy jóvenes, hicimos lo imposible por quedarnos con ella, pero no se pudo, se la llevaron a otro País.
Fue perder una hija, pero siempre está en mi corazón, sufrimos mucho, pero también aprendimos y pensamos que quizás en otras vidas nos volvamos a juntar.
Nos casamos con Rodry y Dios nos bendijo con 2 niños hermosos, que fueron muy deseados.
Soy muy afortunada de tener una familia que siempre está presente a pesar de que vivimos lejos. De hecho cuando no había Pandemia, nos organizábamos para siempre salir con mi marido y tener un tiempo juntos, gracias a tener un buen partner y una familia en quien apoyarme, y que la maternidad me la tomo en forma divertida con mis niños, la disfruto, porque a pesar de poner reglas, me convierto en niña jugando con ellos, para mi ha sido fácil, porque yo me lo hago así, estos 12 años de Mamá, obviamente ha sido agotador, pero también ha sido un tiempo de entregar mucho amor, y puedo decir que lo que sueñas, sí se cumple.