Por Javi Catalán, 14 Mayo 2018
Antes de estar en esta burbuja paralela era muy fácil cuestionar su actuar, pasados los meses y en la medida que avanzo en mi camino doy cuenta de la realidad… NO EXISTE UN AMOR MÁS PURO Y PRECIOSO QUE EL DE UNA MAMÁ.
Desde la vereda de Madre primeriza hasta hace algunos meses me sentí media pasada a llevar. En más de una ocasión sentí que todo lo que hacía estaba errado (muchas más veces de las que uno desea) y como si fuera chiste: mi mamá ya me había advertido en más de una ocasión y me había sugerido hacerlo de otra forma.
Yo orgullosa y creyéndome “la muerte “porque durante mi embarazo investigué mucho y me hice miembro de cuanto grupo de Madres existiera en las redes sociales, no escuchaba y me hacía impermeable a todo lo que se opinara sobre mi actuar.
Pasado los meses y como algo bendito, me di cuenta que esto era innecesario, que tomando esa actitud con mi mamá estaba cerrando todas las puertas al éxito en la crianza de mi hija. ¿Quién mejor que mi mamá podría aconsejarme? –Pensaba- . Con el paso de los días me di cuenta que tenerla cerca y alerta era imprescindible.
Me imagino que todo los que estamos iniciando este camino o los que ya van en la segunda o tercera vuelta, nunca dejamos de aprender. Criar es abrir la mente y el corazón a todo lo que se nos puede cruzar en el camino, bueno o malo, alegre o triste. Pero principalmente, es innovar en una etapa que para todos lo que la vivimos es preciada, y que es si es apoyada por alguien con experiencia las probabilidades de éxito son altamente mayores.
Pensándolo bien, desde todos los prismas de este cristal, la llegada de nuestros niños es maravillosa y hace que los que nos rodean rebasen de amor. De ese amor honesto, que puede mover incluso montañas y que enloquece a cualquiera.
Les hago una invitación a mantener su corazón abierto y permanecer humildes ante todos los que nos acompañan y opinan, en ocasiones las formas usadas no son las correctas o las que nos gustan, pero siempre tienen una intención positiva y cargada de amor: ayudarnos y enseñarnos a ser mejores.
Sin dejar de mencionar que el amor dulce de una madre sólo piensa en hacer feliz a los suyos, incluso más a sus nietos.