Parece que quiero más…

Sindy, Octubre 2017

Con un embarazo múltiple, todo puede estar bien, pero también pueden venir algunas complicaciones. En mi caso viví un embarazo maravilloso hasta los 7 meses, cuando llegamos con Cami un día a la consulta y plaff todo lo soñado se fue a las pailas.

Comencé con una picazón en el cuerpo, ¿resultado? Colestasia que normalmente afecta plantas de las manos y pie, pero en mi caso fue todo el cuerpo. ¿La manera de tratarlo? Solo tomando un medicamento que seguro es inalcanzable para muchas mujeres y que lo único que hacía era calmarme un poco la picazón, porque en mi interior mis niveles seguían altos…nada podía controlarlos, ni la alimentación, ni el estado anímico. Por lo tanto, esto significó exámenes de sangre todas las semanas para ver cuánto había subido la bilirrubina y cuánto crecían mis monitas al interior de su pecera transparente.

Ese día en la consulta y post monitoreo, el doctor fue categórico, debía internarme en la clínica esa misma tarde para hacer reposo absoluto y controlar más seguido a las niñas, las 3 estábamos en peligro, pues además de la colestasia, estaba empezando una preclamsia.

Me quise morir, nada de eso era lo que soñaba para terminar mi embarazo, quería hacer mi vida habitual y cuidarlas autovalentemente. Quizá quería ser esa embarazada de guata enorme e imparable como siempre había sido mi personalidad, quería preparar sus cosas, su habitación y cada detalle con el que sueñas como mamá.

Pero no, esos días vino la hinchazón, las contracciones, los monitoreos, la rabia, la pena, el miedo y todos esos sentimientos, que no estaba acostumbrada a sentir. Desde ese día dije que no quería tener más hij@s, pero muchas personas me dijeron que eso se me olvidaría después al verlas crecer.

Después de pocos días en la clínica, en que el doctor acortaba el día de nacimiento, llegaron las monitas, de 33 semanas + 1. Estuvieron un segundo cerca de mí y luego directo a la Uci Neo.

Fue difícil no verlas el primer día, el dolor de la cesárea no era nada, con el dolor de no poder tenerlas a mi lado como había soñado. El miedo se apoderaba de mí cada vez que preguntaba por ellas a mi negrito que fue mi compañero fiel y mis ojos en esa uci donde quedaron Isa y Ale. Tan chiquititas, tan indefensas, luchando por vivir en las mejores condiciones…Después de eso no hubo dolor que me detuviera, pues vino un mes y medio de idas y venidas a la clínica durante la mañana y la tarde, de sacarme leche cada 4 horas y congelarla hasta que ellas llegaran a casa, de alegrarnos por cada gramo de peso subido, y de cada mirada de amor que nos dábamos para animarnos a no decaer.

Primero salió de la clínica, Alessandra, y después de casi 2 semanas Isabella llegó a completar nuestro hogar.

El riesgo del término del embarazo y la posibilidad de volver a tener un parto múltiple nos llevaron a la decisión conversada de no tener más hij@s, lo que se tradujo en que Cami se operó, por lo tanto, ya no hay vuelta atrás…Sin embargo, hoy después de que las monitas crecen fuerte gracias a Dios y al amor que reciben de los que tienen cerca, he olvidado los miedo, los dolores y parece que me encantaría tener más hij@s, solo que tendríamos que pensar en otra opción…¿A alguien le ha pasado que dijeron no más, y después quisieron tener más hij@s?

Cariños a tod@s y gracias por ser parte de este espacio, ojalá se animen a compartir sus confidencias, estoy consciente de que cada uno tiene experiencias muy personales y que para cada un@ algunos temas son más interesantes que otros, pero estoy segura de que tod@s tenemos algo que sacar, que decir, que sanar, que compartir con otr@s con el solo hecho de aprender y/o crecer en este maravilloso camino de convertirnos en padres y madres.