Nunca sientan que sus hijos están seguros en todas partes.

Por Camila Navarro.

Mi nombre es Camila tengo 31 años soy madre de Baltazar de casi 5 añitos y de un bebé gestante de 2 meses. La maternidad con mi Balti no ha sido nada fácil, tuve un parto complicado, una severa inercia uterina, una cesárea de urgencia que posteriormente provocó muchos dolores físicos, dolores que jamás había experimentado. Pero los dolores más profundos fueron los emocionales, tuve depresión posparto y sentí mucho rechazo hacia él, no quería mudarlo, ni vestirlo, ni amamantarlo, sentía una pena profunda, con su papá no teníamos una buena relación había descubierto que era drogadicto  y su consumo era intenso, muchas veces me violentó de muchas maneras, a veces físicas, a veces psicológicas y Balti presenció muchas de estas discusiones, encontré un buen trabajo que me ayudó a salir de esta situación y darme cuenta que debía cambiar el curso de las cosas por mi hijo, me separé y creo que eso en parte fue el comienzo de un proceso de sanación.

Baltazar es un niño hiperactivo con muchos temores e inseguridades, me siento responsable de eso, actualmente cursa pre kínder, su paso por el jardín el año pasado fue complejo, un jardín Junji, donde hubo un episodio en particular que marcó aún mas nuestra relación madre-hijo, me llamaron de su jardín diciendo que estaba inconsciente. Al verlo entré en pánico, reaccionaba poco, tenía su mirada perdida, su boca salivaba muchísimo, y estaba muy amarillento, hizo taquicardias y arritmias, pero pensé siempre que era algo viral. Debido a un mal diagnóstico en su primera atención me trasladé con él al hospital donde trabaja mi hermana y después de muchos exámenes vino el examen de drogas y dio positivo para metanfetaminas, el doctor claramente me dijo que lo habían medicado, que pocos medicamentos tienen ese tipo de droga, su estadía en el hospital se dilató por 11 días, mi hijo es de carácter complejo pero me costaba creer que había sido en su jardín el incidente, pero vinieron  a mi mente otros episodios, denuncias mensajes a mi teléfono donde otros apoderados decían que lo trataban mal, pero que deje pasar, porque necesitaba que él fuera al jardín para yo poder trabajar. Nunca pude comprobar su positivo ya que para hacer la denuncia necesitaba una contra muestra y después de tanto suero, no había nada. Nadie se hizo cargo, ninguna identidad competente me dio una explicación,  desde el Alcalde hacia abajo, pasando por el jardín nadie se hizo cargo, yo me hice cargo de todo lo que estuvo a mi alcance, toqué innumerables puertas pidiendo una explicación, una disculpa y nada, mi medida de precaución fue retirarlo inmediatamente de ese jardín.

Siento que el costo para él siempre ha sido bastante, mi niño está bien, ahora en el colegio nuevamente paso llamada por su profesora… lo de siempre, que se porta mal, que es inquieto, que no colabora, que le pegó a un compañero, pero yo solo me dedico a corregirlo y darle todo el amor que alguna vez no le di. Me levanto casi todas las noches y miro como duerme,  me viene la culpa y la pena, la impotencia, siento que debí haber sido más firme por él,  lloro muchísimo en silencio, me siento responsable de no haber estado siempre ahí para él, entonces he vivido una maternidad culposa por así decirlo y no quiero vivir una segunda de la misma manera, hoy tengo un excelente compañero a mi lado, comprensivo, cariñoso, preocupado, que pone oído siempre, que me consuela muchas veces y que ayudado en este proceso de sanación muchísimo también. Mi consejo es que nunca sientan que sus hijos están seguros en todas partes, uno siempre debe prestar atención a las señales, no pasarlas por alto, ellos no mienten, y luchar por ellos, no condenarlos por sus malas conductas los niños están cambiando todo el tiempo, y vienen a este mundo a ser amados, algún día cuando mi hijo sea un hombre de bien, me gustaría que leyera este texto y supiera lo mucho que lo amo, que volvería a elegir ser su madre una y mil veces.