No es casualidad, es sincronicidad. La partida de mi papá al cielo y la llegada de mi primera hija.

Por Viviana Rojas Cubillos

Es primera vez que me siento a escribir mi historia, la verdad es que a pesar de que ya han pasado un poco más de 6 años, cada vez que revivo cada uno de esos momentos siento como si hubiese sido ayer y me invade una mezcla de emociones.

Hace 7 meses tomé una importante decisión en mi vida; decisión que quizás muchas personas se han atrevido a tomar en esta época de Pandemia y opté por renunciar a mi zona de confort y dejé atrás el mundo bancario en el que trabajé por más de 15 años e inicié Milagros Baby, una idea que tenía hace años en mi cabeza conectándome nuevamente con todo el mundo y experiencia del embarazo, los sueños, los miedos, la alegría y los partos prematuros.
Me conecté con algo tan simple como fue mi historia y con todo lo que viví desde que recibimos la noticia de que venía un pequeño milagro a nuestras vidas.

Mi embarazo desde un inicio fue especial, la noticia nos llegó en un momento muy sensible para mí y mi familia ya que mi padre se encontraba cursando hace ya algunos meses un agresivo cáncer de páncreas el cual tenía muy mal pronóstico. Recuerdo tan claro ese día domingo en la hora de once familiar cuando le pude regalar a mi papá la noticia de que sería abuelo; creo que jamás olvidaré su carita de asombro y emoción cuando abrió esa pequeña caja de zapatos con la ecografía adentro de esa personita que se estaba gestando en mi interior. ¡Miraba a mi madre, me miraba a mí asombrado buscando respuestas, no entendía nada! ¡Creo que no estaba en su mente alcanzar a vivir este momento y estaba FELIZ, su hija mayor sería madre!

Vivir toda la etapa de un embarazo en estas circunstancias no fue fácil, por un parte cada día que pasaba crecía mi ilusión con la llegada de este nuevo ser al cual estaba dispuesta a entregar ese amor sin límites, pero al mismo tiempo, ese nuevo día me llenaba una pena que trataba de esconder en el algún lugar, sabiendo que mi papá muy pronto partiría.

Los que han tenido a algún familiar cercano con esta enfermedad me van a entender, hay días malos y otros no tanto, momentos en los que piensas que le ganas a esta enfermedad y otros en los que todo se viene abajo. ¡Cada día es una lucha! Yo era su regalona o así por lo menos me sentía y sólo pensar en que no estuviese a mi lado el día de mañana me angustiaba día a día. En el fondo me sentía agradecida de que por lo menos me hubiese acompañado en este proceso tan lindo del embarazo, de que viera y tocara mi guatita y de que se emocionara al ver mis cambios tanto físicos como emocionales.

Durante ese tiempo, en más de una oportunidad se me pasó por la cabeza como cual película de que su partida podría coincidir con la llegada de Isidora, incluso vía en sus ojos el miedo de dejarnos, pero mi papá tenía tantas ganas de vivir y de conocer a su nieta que estoy segura de que la noticia fue una inyección de energía y un medicamento mágico para que siguiera luchando. Estaba desahuciado y sabía que el momento llegaría, pero el tema era aguantar.

Mi embarazo iba normal hasta la semana 33, yo me sentía perfecta hasta que un día en la mañana llegó el llamado, mi papá se agravó, partimos a buscarlo y fue hospitalizado de urgencia, comenzando su recta final… ese día fue la última vez que lo vi consciente.
Yo por mi lado esa misma tarde recibía la noticia de mi ginecólogo que había que sacar a la Isidora de forma urgente ya que había perdido la mitad del líquido amniótico y estaba en peligro. Y como para cerrar por todo lo que pasaba mi ginecólogo de cabecera debía viajar y no podría ser él quien estuviera en el parto.

Todo fue tan rápido, los recuerdos y sentimientos de esas horas interminables de ingreso a la clínica eran de culpa, angustia, miedo, negación, llanto y más llanto.
¿Por qué a mí?, que hice mal? mi hija estará bien? mi papá estará bien?
No estaba preparada para dar a luz, menos en las circunstancias por las que estaba pasando, sabiendo que mi papá estaba peleando sus últimas horas.

Fui hospitalizada un 9 de octubre en la Clínica, me inyectaron corticoides para apurar la maduración de los pulmones de la Isi y se programó la cesárea para el día siguiente.
Recuerdo que esa noche a pesar de que estaba sola en esa habitación (mi marido preparaba todo para la llegada anticipada de nuestra hija), de alguna manera me sentía acompañada. ¿Por qué? En ese momento no lo entendí.
Recuerdo bien cuando le dije a mi marido “si le pasa algo a mí papá, no me lo cuentes de inmediato, necesito estar conectada con mi hija para que todo salga bien mañana”, yo sin saber que cuando mi marido abandonó la habitación recibió el llamado de mi hermano, contándole que mi papá había fallecido hace unos minutos.

Al día siguiente llegó la Isi a nuestras vidas, nuestra pequeña y hermosa gran guerrera con sus 33 semanas y sus 2kilos en su pequeño cuerpo.
Mi puerperio se iniciaba de manera distinta a lo que había imaginado; con mi hija lejos de mí en una incubadora y con la noticia que mi papá la noche anterior había terminado su guerra contra esta tan desgraciada enfermedad.

Hoy siento que mi papá estuvo presente esa noche en la habitación de la clínica, me entregó de alguna manera la paz que tanto necesitaba. Sin duda me acompaño en el parto y no tengo duda alguna que conoció a su nieta.

Los niños prematuros son sorprendentes y la fuerza que tienen es digna de admirar. Isidora dio la pelea día a día, dando esos pequeños avances que nos llenaban de fuerza y alegría y aunque no fue para nada fácil ella salió adelante.
Hoy es una niña de 6 años sana y feliz, que habla de la historia de su nacimiento con orgullo y me llena más de felicidad cuando habla como si conociera de siempre a su tata Fernando.

Recuerdo todo lo vivido y me pregunto ¿fue toda una coincidencia? No lo creo.
Más bien creo en las sincronicidades de la vida. Nuestra hija anticipó su llegada en el momento preciso para llenar el vacío que mi padre nos dejó.

Viví dos duelos a la vez; fantasías y expectativas no realizadas de mi parto y la pérdida de mi papá. Fue muy triste, difícil y sé que aún tengo muchas heridas abiertas que tengo que trabajar. En eso estamos.

Hoy soy mamá de 2 niños maravillosos, esposa de un hombre increíble y gran compañero de vida y emprendedora. Mi historia fue el principal motivo de inspiración para dejar esa zona de confort en la cual estaba y empezar a dar vida a un sueño llamado @milagrosbaby.cl, tienda integral especialista en bebés recién nacidos, prematuros y múltiples.

¡Gracias Sindy por dejarme compartir tu carta a la mamá de un bebé prematuro e invitarme a contar mi historia! Como me dijiste una catarsis súper necesaria.

Viviana Rojas.

Un comentario de “No es casualidad, es sincronicidad. La partida de mi papá al cielo y la llegada de mi primera hija.

  1. Gonzalo Cubillos dice:

    Que bello como lo relatas, con una pluma admirable prima querida.
    Lo que te toco vivir con la llegada de tu hija y la partida de tu padre no fue consistencia fueron las energías que fluyen en el universo dirigidas por dios.
    Él te da y te quita por otro lado.
    Quiero decir que tu padre era un hombre admirable en todos sus puntos de vista.
    Lo Quico mucho y siempre un caballero prima.

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