«Nací para ser mamá»

Por Paloma González Rivas

Desde que era pequeña me llamaban la atención los bebés… Todos! Los que veía en la calle, en una tienda, en un colectivo, todos!.

Recuerdo que cada Domingo asistíamos a la Iglesia y yo andaba buscando las guaguas para tomarlas en brazos, mi mamá me decía que no iba a crecer, que me quedaría chica. Algo había en mí que cada vez que tenía a un bebé cerca yo era muy feliz!

Hasta recuerdo una vez, decirle a mi mamá que me gustaría que nos dejaran un bebé en la puerta de la casa… imagínense, que nos regalaran uno! Y fue algo que siempre pensé, incluso siendo adolescente…

Hoy, tengo cuatro hijos, tengo 29 años y mis maestros son:

Matías de 11 años

Isabella de 3 años

Damián y Nicolás de 1 año con 8 meses.

A menudo me preguntan que cómo lo hago, que cómo no enloquezco.. y cosas así, y bueno, claro que he enloquecido en algún momento, recuerdo el primer mes de mis mellizos… Amamanté a tres bebés, lloraba mientras lo hacía pero quería hacerlo! Lloraba de cansancio y alegría, de ser tan bendecida de tener esos angelitos conmigo…

Ahora reconozco que desde que «soy mamá» es una montaña rusa de sentimientos… creo que en un día podemos experimentar todos los sentimientos! ¿No creen?

Pena, alegría, emoción, miedo, felicidad, enojo, etc.

Hay días en que solo quiero dormir porque vivo para ellos… Porque ¿si no vivo para ellos cómo voy a vivir para mí?

Cada uno me enseña algo diferente… alguna virtud o alguna manera diferente de hacer las cosas… por eso digo que son mis maestros de amor, del verdadero amor, ese amor incondicional y desinteresado… ese que te llena el alma, los pechos, y los ojos de lágrimas.

Ahora que miro para atrás y lo pienso…¡Sí! Yo creo que nací para ser mamá y no porque sabía lo suficiente para convertirme en madre sino porque tenía mucho que aprender. Sé que son prestados, que Dios me ama tanto que me confió a estos espíritus para que yo les enseñe y les haga felices por esta vida… ¡Y qué tremenda responsabilidad!

Desde que vi nacer a mi primer hijo me pasa algo curioso… a cada niño lo siento como si fuera mío… ustedes pueden pensar: ¿de qué está hablando? ¡Pero sí, me pasa! Me pasa que cuando veo un niño que está siendo maltratado no me puedo quedar sin hacer nada… me pasa que algo hay en mí que me mueve a hacer algo por los niños, sufro por ellos cuando veo a mis pequeños dormir plácidamente y sé que en el mundo hay tanto niño pasándolo tan, pero tan mal, y me siento culpable… creo que lo mejor que puedo hacer es entregarle todo ese amor a mis pequeño.

Me mueve la crianza, es mi mundo podría decir que casi 24/7.

Y sigo teniendo el anhelo de que algún día pueda acoger a un niño que lo necesite… Adoptar a un niño que me pueda llamar «mamá»