Mujeres: la lucha por controlarlo todo

En las mujeres recae gran parte de las responsabilidades familiares. Está claro que las generaciones han cambiado y hoy nuestras parejas son gran parte del equilibrio familiar. Pero ¿será que las mujeres nos exigimos y estiramos el chicle al máximo para estar en todas?, ¿será que las mujeres queremos tener control de nuestras vidas?. He notado que las cosas fluyen mejor cuando renuncio al control, cuando permito que sucedan en lugar de hacerlas suceder. ¿Seremos un monstruo del control? Importante es darse cuenta que no somos perfectas y tampoco superhéroes. Aceptar las imperfecciones y lidiar con el miedo que viene de la mano del control. Lo que he aprendido es a confiar en que todo estará bien y que no necesitamos controlar el universo y todos los detalles de la vida.

Quiero compartir con ustedes mi humilde experiencia e historia como madre, esposa y MUJER!

…Esperaba el trabajo añorado, el que me llenaría la vida de orgullo y felicidad… pasé muchos años en el mundo académico preparándome para el trabajo perfecto. Me imaginé que estando casi 10 años en la universidad me otorgaría ese control que yo quería para mi vida. Entre medio de esos años decidimos traer a este mundo dos hijos maravillosos que llenaron mi vida como mujer y que me enseñan a ser madre. Me propuse mantener el control de la vida familiar, ahora con una nueva carga: los hijos. Que importante decisión de cargar mi mochila con dos nuevas responsabilidades. La gran ironía es que al intentar controlar las cosas, realmente se siente menos el control…entre tanto continúa mi camino luchando por una conciliación familiar, la carga familiar, y la de los hijos. ¿Cómo mantener una armonía me pregunto?, ¿cómo controlar esta situación?.

Finalmente llegó el día, y apareció en mi vida una oportunidad laboral. Llena de felicidad y orgullo, celebramos este hito familiar con tremenda emoción… El lunes comenzaba mi primer día laboral, todo tenía que estar perfecto, en control, me dije a mi misma. Sin embargo, no me había dado cuenta que controlarlo todo era casi imposible. Entonces ¿cómo hago para mantener el equilibrio en mi hogar? No es un camino fácil de andar, pero yo decido que soy fuerte, soy súper woman, y pulpo. Además muchas mujeres también lo hacen, ¿por qué yo no?. Los almuerzos, snacks, tareas, la casa, la cena, las cuentas, YO SI PUEDO! Claro que sí, soy súper mujer! Pasan los días y me empiezo a cuestionar si realmente soy capaz. ¿Seré la única mujer que experimenta estas dificultades en la vida diaria?.

Llego una tarde sumamente cansada, mis niveles de stress al 100% y me detengo a pensar si todo esto vale la pena. ¿Cómo podré seguir controlando cada detalle de nuestras vidas? Entonces, me siento con mi hija en el patio a jugar, nos detenemos a mirar las nubes, a mirar cómo se mueven lentamente creando increíbles figuras que solo son parte de nuestra imaginación. ¿Cómo estás mamá?. Yo la miro y digo ¡bien hija, solo cansada!. Me sonríe, ¿cuál es tu trabajo mamá, qué haces cuando estoy en el colegio? Yo le explico brevemente, y veo sus ojitos llena de orgullo… lo ve tan simple… Mi hija de 7 años me dice ¡quiero hacer como tú mama, quiero salvar el planeta como tú lo haces! Mi corazón late a mil por minuto, nada más importaba en ese momento. Los detalles de la vida cotidiana no eran importantes, controlar cada segundo para lograr la perfección ya no era relevante. ¡Solo que salvaremos el planeta juntas! Que simple… En ese momento me doy cuenta que todo está bien, que no necesito que toda mi vida funcione como un reloj, que lo que hago está bien. Es el momento que dejo de pelear conmigo misma. Dejo de luchar contra el universo, dejo fluir la vida. Mi hija de siete años es capaz de ver la vida mucho más simple. No ve las imperfecciones que las Mujeres adultas vemos, solo los resultados.

Es fascinante el papel de la mujer en la sociedad. La fuerza de seguir por otros, y mantener un equilibrio entre vida y trabajo, logrando ser exitosas. Rescato que las mujeres no dudamos en madrugar para lograr el éxito, el que no se basa solamente en las cosas materiales, sino en lograr alcanzar un equilibrio en nuestra vida que nos proporcione felicidad… no es un camino fácil, y el monstruo del control estará presente por siempre, lo más importante es aceptar que el camino que recorremos es nuestro, de nadie más. Hoy, he aprendido ha dejar de controlarlo todo, y la vida sigue con sus imperfecciones, lo que me hace muy feliz.

Paulina Retamales O.