Muchos pensarán que soy inmortal por los días q tengo de vida 37.324, y la verdad, es simple, significa mi edad, en meses y días que tengo desde que nací.
Me pidieron contar mi historia, que ha sido siempre al revés, no tiene orden cronológico, sino más bien es como Dios me la ha enviado.
Fui madre a los 20 años, una primeriza con muchas dudas, sola pero acompañada, con bebé hermoso y un corazón herido, sufrí por no adaptarme y no poder conectarme con mi pequeño, tenía sensaciones extrañas por sentir que perdía a mi gran amor (padre de mi hijo), fueron momentos agónicos, hasta que se fue. Después de eso mi vida la vi tirada en el suelo, saqué fuerzas no sé de dónde, en ese momento no supe, pero el tiempo me contó que quién estaba ahí conmigo, ese era él, mi Dios.
Dejé todo para salir con mi pequeño adelante, me esforcé, trabajé en diferentes lugares, sané mi corazón, salí adelante con ayuda de psicólogos y psiquiatras. Mi hijo crecía feliz con su mami y el cariño de mucha gente. Pasé 7 largos años sola con mi hijo, y sin querer queriendo, conocí a un hombre seductor y muy encantador.
Cuando ya creí estar mejor, volví a creer y me sentí enamorada, sentía felicidad, todo marcha bien y decidimos ser padres. Emocionada, porque una vez más sería madre, sentía que mi vida estaba en su mejor momento. Pero lo peor estaba por venir. Estando con 2 hermosos meses de gestación, volví a «perder». Otra vez me quedé sola. Nunca más volví a saber de esta persona a quién le agradezco haberme dado una segunda oportunidad de ser mamá.
En fin, volví a esa sensación de cuestionar todo, me encerré en mi soledad, hasta que decidí afrontar con ayuda de especialistas, así me di cuenta de que la vida es divertida, que si Dios me envió tanta cosa junta es porque me la puedo, no niego que a veces me dan ganas de tirar todo, pero miro a mis dos grandes y pequeños tesoros y sigo, sigo adelante, porque por ellos, puedo. Con el tiempo he tomado desafíos, y ahora explico porque mi vida es al revés: fui estudiante de enseñanza media, madre sola, trabajé, estuve en armonía, volví a ser madre pero esta vez con apellido MADRE Y PADRE. He obtenido logros que jamás pensé tener, todas cosas materiales como por ejemplo compré una silla de auto sin tenerlo y sin saber manejar; aprendí a manejar, sin tener auto, pero tenía la silla y la bebé. Compré la silla, aprendí a manejar y me compré auto. Después me dio por estudiar, jajajaja, lo estoy haciendo aún y justo en esta época ya estoy terminando mi primer año de instituto. Mi vida es un desorden, desorden que quise vivir, siendo responsable dentro de mi irresponsabilidad. Desafíos que me propuse y que estoy cumpliendo, no solo por mis hijos, sino que también por mí. Estoy segura que llegará el día en que ellos volarán de mi lado y quizás sean iguales o mejor que su alocada mamá-papá.
Cómo para terminar, sólo decirles que ser madre-padre tiene sus ventajas, el amor de tus hijos no se comparte con NADIE, es solo para mí sin haberle quitado ese derecho a nadie. Y a pesar de que en un momento sufrí y pensé no soportar tanto dolor, la vida me premió en ser mamá todo terreno. Solo espero seguir cumpliendo como hasta hoy, todo por ellos.
Gracias por la oportunidad.