Mamá de Libro.

Por Daniela González Rojas.

Cuando Sindy me invitó a escribir de inmediato pensé en escribir algo para poder liberar a las mamás de tanta información y culpa así que acá va mi confidencia.

Tuve a mi primera hija y como buena educadora me sentía lista para poder estimularla y hacer todo lo que “hay que hacer” y no hacer lo que “no hay que hacer”, leía libros, veía charlas, etc. Parte de la lista era:
⁃ Parto normal
⁃ Dar pechuga libre demanda
⁃ Leerle cuentos
⁃ Cantarle canciones
⁃ Nada de azúcar hasta los 2
⁃ Nada de tv, ni celu
⁃ Colecho
⁃ No dejar llorar.

Yo me sentía la mamá perfecta, hacía todo lo que la teoría decía y más, porque con una hija con APLV debes hacer aún más cosas, decidí no volver a trabajar y ahí ya me creí la mejor, yo la madre perfecta dejaba todo por su hija. Pero pasó que quedé embarazada y ahí cambió todo, dejé de dar pechuga al año tres meses, ¿pero cómo? si la teoría dice que mínimo hasta los dos!!!, me sentí pésimo en el embarazo y quería ponerle tele a mi hija y dormir todo el día, pero nooo porque a los niños no se les pone tele. Llegó la hora de tener la guagua y chuta ¿qué hacemos si yo colechaba con mi hija y me iba a tener que quedar en la clínica tres noches? (si, porque era cesárea y no el tan anhelado y según la teoría mejor, parto normal). Llegué a preguntarle a mi matrona si podía quedarme con la mayor, también a dormir, ella con su sabiduría me dijo “podrías, pero no, no te voy a dejar, necesitas tranquilidad tú y tú guagua”.
Mi marido se quedó con la mayor esos días en casa, pero chuta ¿y el apego de él con la guagua?… partíamos mal (según yo). Justo mi hija mayor quiso sacarse los pañales cuando nació su hermana (obvio ella no era guagua). Mi marido estuvo un mes después del parto y cuando volvió a trabajar vino el bajón, mientras una me gritaba pipí, la otra lloraba … ¿en qué libro dice que decisión tomar? Mientras una saltaba en la cama, la otra tomaba pechuga yo le gritaba “no no no”. Chuta me di cuenta que le gritaba más que antes, que yo estaba estresada y que en ningún libro salía ninguna respuesta a que prioridad era primero, si la de la hija mayor o la guagua.

Hasta que un día mi marido me dijo “sigue tu instinto olvídate de los libros” y ahí atiné a que toda la información que tenía en vez de ayudarme me había desconectado de mi instinto y lo más importante me había desconectado de mi YO mujer, persona, amiga, hija, etc. Decidí priorizar mi bienestar, le ponía tablet a la grande para darle pechuga tranquila a la chica… sii yo la que prometí nunca hacerlo… decidí enseñarle a la chica a dormir en su cama porque ya no aguantaba compartir mi cama con 3 más… si yooo, la que iba a colechar hasta que ellas decidieran irse. Decidí dejar de dar pechuga al año porque ya me sentía esclava de la pechuga… si yooo, la que les iba a dar hasta los 2 años… etc, etc, etc.

No les miento al principio fue con haaarta culpa, pero al final del día yo era una mujer más feliz, más relajada y estoy segura de que mil veces, mejor mamá. Desde ahí, le digo a todas mis amigas que lean, que busquen información, pero que cada contexto es diferente y el autocuidado es por lejos lo más importante. Basta sólo con ser “suficientemente buena”, la perfección a Dios.

Con cariño, Dany