Los Papás también cambiamos pañales.

Por Pedro Garrido.

No hay nada que los padres no estén dispuestos a hacer por sus hijos, pero el amor de un padre a su hija no tiene límites. Somos psicólogos, estilistas, expertos en moda, cocineros y si nos piden la luna, sin pensarlo dos veces la bajamos.

En las próximas líneas contaré parte de mi experiencia personal y espero no ofender a ninguna mamá, cada caso es distinto y desde ya aclaro que valoro los esfuerzos y sacrificios que hacen, cuando por cosas del destino los padres no están juntos.

Tengo una nena que en un par de meses cumplirá 5 añitos, desde su nacimiento cambió mi vida. De los habituales conflictos de un “Padre Soltero” (mal llamado papá de fin de semana), pasé en segundos a ser modelo de maquillaje, uñas pintadas y disfraces de princesas, insisto… no hay nada imposible si mi enana me lo pide.

Recuerdo que en la clínica la auxiliar llega con mi hija y dice, “Ya papitos les voy a enseñar a mudar a la bebé”, sin hablar miraba la experiencia de la funcionaria… en mi cabeza sólo pensaba, “¡¡¡Señora más cuidado que me la va a desarmar!!!!”.

Puede que se rían de mí, pero estoy orgulloso de cambiarle el primer pañal a mi hija, incluso guardé uno como recuerdo. Y lo muestro cada vez que puedo.

Pero pasó el tiempo y un acto tan natural como mudar a un hijo, comenzó a ser un conflicto prácticamente social y por lo mismo quiero aclarar que “LOS PAPITOS TAMBIÉN MUDAMOS”.

Es cierto que fueron las madres quienes tomaron la batuta en las denuncias con las salas de lactancia y mudadores en sectores públicos, pero eso no da la exclusividad en el uso. Aún recuerdo que tenía un mapa de los mall´s  con mudadores en los baños de hombres o cuales tenían los lavamanos más grandes, para mudar a la pequeña de la forma más cómoda.

Con un par de meses de edad no era complicado, pero mi enana fue creciendo y decidí empezar a usar los baños y mudadores de niños. Pero un acto tan natural como mudar a mi hija se transformó en un nuevo problema, fui discriminado por mamitas, expulsado de las salas de lactancia, amenazado con llamar a los guardias o carabineros e incluso sentí ser mal mirado por el simple hecho de cambiar un pañal.

En otra oportunidad, una mujer en la sala de lactancia me pidió dejar a mi hija y ella “amablemente” se ofreció a mudarla, pero yo tenía que esperar afuera porque estaba su hijo sin ropa a unos metros de donde yo cambiaba el pañal de mi enana. Mi respuesta fue clara, “Si le complica ver a un padre mudar a su hija, lamento mucho la crianza machista de su progenitor y le pido por favor que se retire porque no dejaré que mi hija crezca mirando esa clase de ejemplos”.

Soy Papá soltero de una hija maravillosa, y por cosas del destino con su madre no somos pareja, pero eso no me da menos derechos, por el contrario siento que es una responsabilidad mayor, doy la vida por mi enana, disfruto cada vez que me maquilla, cada vez que me pide que nos disfracemos, cuando me quiere peinar. Pero disfruto más ser padre, ser ejemplo de valores, pero por sobre todo, ser ejemplo de respeto para los demás.