Por Rodrigo Ormazábal.
No sé por dónde empezar, ni realmente qué me gustaría contar cómo para hacer interesante esta confidencia. Pero vamos: Ser papá es algo demasiado complejo y complicado, que NADIE te enseña y debes aprender cometiendo errores… La regla es “Ensayo y Error”.
Tengo 30, 3 hijas…Debí haberme portado muy mal con las mujeres cuando adolescente dicen, pero con ellas he ido aprendiendo poco a poco, a ser mejor ser humano incluso. La mayor llegó cuando perdí a mi padre y casi también a mi madre, por lo que fue una luz dentro de un túnel, ha sido mi fortaleza y mi razón de mejorar. Después apareció sin querer en nuestros planes la Flo, que es nuestra estrella en el cielo que nos señala el norte y que no alcanzó a ver este mundo después de 34 semanas de gestación… Eso nos golpeó fuerte… Aún duele. Pero la Flo vino a enseñarnos a no bajar los brazos, que tenemos una razón grande para seguir… Nos enseñó de la peor forma… Nos enseñó a decir te amo sin miedo, a abrazar, a disfrutar cada día como un regalo. Ella tendría 3 añitos, sin embargo nos mandó a su hermana… Una regalona, la fundida… Si ya la mayor era regalona y fundida… Esta enana es el triple…nuestro bebé arcoiris.
Ser papá no es fácil, tenemos una suerte de muralla cultural que nos lleva a desempeñar el rol de proveedores, para eso nos dedicamos a trabajar, a producir y sería. Sin embargo, para mí eso cambió. Con la menor me ha tocado mudar, dar papa, vestir, tirarme en el suelo mientras gatea… Cosas que no viví con la mayor y que me duele no haberlas hecho antes. Me saco el sombrero con la mujer que me acompaña, porque tener a la bebé en brazos y hacer la papa al mismo tiempo es una gran tarea. Uno medio mañoso, con suerte puede masticar y comer chicle… En fin, creo que lo principal es que he ido aprendiendo con el tiempo que los roles deben compartirse, pero también debemos reconocer la gran labor que hacen ciertas madres o padres que participan activamente en todos los ámbitos de la crianza.
Sobretodo he aprendido a dar las gracias a la vida por cada día que tengo a mis hijas conmigo, a dar gracias por su madre que se preocupa de ellas y me acompaña en todas mis locuras; pero también he aprendido a amar cada día más a mi pareja, a mis hijas y reconocer en mis padres, la gran labor que hicieron, su paciencia, sabiduría y el ejemplo que me dieron… En definitiva he aprendido a dar las gracias, porque cada día que pasa es un regalo y hay que saberlo aprovechar, ¿no creen?.
Saludos, Rodrigo