La mejor manada, nuestra historia de amor.

Por Jonathan Bravo.

Nuestra historia de amor como padres creo, que no es tan solo una casualidad de la vida. Soy un convencido de que cuando amas desde lo más profundo de tu ser y sientes esa conexión con la otra persona, el universo conspira para que seas feliz.
Así me ocurrió el verano del 2012 en Brasil conocí a Daniela y en junio del mismo año, decidí dejar mi país para venirme a vivir a la Argentina con un solo propósito, SER FELIZ junto a Daniela.
La idea de formar una familia siempre fue un tema recurrente para los dos, es por esta razón que quizás, con el paso del tiempo sumamos a dos integrantes a nuestra familia, Jacinto (gato) adoptado de un baldío y Lucky (perro) adoptado de un refugio canino.
La llegada de estos dos nuevos integrantes modificó nuestros días, ya que implicó la responsabilidad de educarlos y enseñarles donde hacer sus necesidades, llevarlos a sus controles, sacarlos a pasear, por que vivíamos en departamentos y planificar nuestros viajes y vacaciones con ellos. Realmente trajeron una inmensa alegría a nuestra vidas y es allí cuando nos mirábamos con Dany y nos preguntábamos como nos imaginaríamos como padres?
Cuando decidimos agrandar esta manada media extraña, iniciamos un proceso que resulto bastante difícil desde el principio hasta el final, en el que solo el amor de la pareja fue capaz de sortear todo tipo de obstáculos.
Durante la búsqueda en nuestro deseo de ser padres, nos enteramos de algunas complicaciones las cuales desconocíamos y que lamentablemente representaban impedimentos. La primera de las causas por la que Daniela no quedaba embarazada tenía que ver con su tiroide (le diagnosticaron hipotiroidismo). Afortunadamente esta condición es tratable y con la medicación adecuada no es inconveniente a la hora de poder concebir.
No obstante aun así, tuvimos dos episodios desafortunados en los que los embarazos no prosperaron, fue allí cuando apareció un diagnostico inesperado, la posibilidad de SAF (síndrome antifosfolipídico), por el cual se producían los abortos espontáneos. Es aquí donde amor que nos tenemos con Daniela predomina ante cualquier dificultad que nos presenta la vida. Fueron momentos muy duros emocionalmente e invasivos físicamente para Daniela. En mi caso fue especialmente difícil por el hecho de encontrarme lejos de mi familia, pero la prioridad estaba puesta en la salud de mi mujer.
Después de transcurrido casi un año de estos hechos que nos golpeo y nos hizo replantarnos e inclusive sin descartar en la posibilidad de adopción, quisimos darnos una oportunidad y visitar a otro profesional especializado, es allí cuando conocimos a Carlos un querido médico al que le estaré eternamente agradecido. Luego de algunos estudios se confirmó el diagnostico de SAF, el cual consiste en una especie de TROMBOFILIA, lo cual genera coágulos en la sangre y no permiten que el embrión se geste y crezca correctamente, produciéndose los dos abortos tempranos.
Nuestro medico nos explico y nos dio la contención necesaria para que nos animáramos a seguir con este camino, puesto que se trataba de un diagnostico con tratamiento, el cual permite llevar a cabo un embarazo normal dentro de los estrictos controles. De esta manera, en enero del 2018, recién llegados de nuestras vacaciones en Chile, nos percatamos del atraso de Daniela, llamamos a Carlos quien inmediatamente nos indicó los primeros pasos a seguir. El tratamiento consistía básicamente en una inyección diaria de Heparina en el vientre de Daniela, estudios y controles cada dos y tres semanas. Nunca podre olvidar la primera inyección en la pancita… Durante todo este camino nos mantuvimos juntos, no hubo un solo control médico en que no estuviéramos los dos a la par, ya éramos una familia.
Los meses fueron pasando y cada control positivo era como un objetivo superado. Un día en una de las consultas, el médico dejo deslizar que se trataba de un varón, no obstante al mes siguiente confirmó que era una nena, algo en mi interior me decía que sería una princesita, con Daniela decidimos llamarla Ámbar. El embarazo progresaba y todo iba viento en popa, así llegamos a la última semana ya teníamos programada la cesárea, pero Ámbar ya quería salir, se movía tanto que parecía que explotaría la panza de Dany y se adelanto un día la cesárea.
Corrí como un loco al colegio para avisar que en cualquier momento debía llevar a Daniela a la clínica y que nacía mi hija, no las dejaría solas. Estuvimos todo el día monitoreando que sucedería. Tenía una ansiedad terrible y a las 23 hrs. nos fuimos a la clínica controlando en el auto cada 5 min las contracciones, apenas llegamos llamaron a los médicos, adelantaron la cesárea.
Ya en el quirófano y anhelando ver a hija, nuevamente aparecieron las dificultades: MECONIO (primera deposición del bebe) dentro de la panza el cual ya había sido aspirado por la bebe. Cuando el médico la saco de la panza no respiraba, salimos de allí con la pediatra y las enfermera a la sala de neonatología, quienes inmediatamente iniciaron los mecanismos para aspirar las vías respiratorias y la estimulaban para que largara ese bendito llanto. Luego de 15 minutos por fin gritó. Esos minutos fueron una eternidad, muchos cosas pasaron por mi cabeza, estaba muy angustiado porque veía que mi hija no remontaba. Cuando finalmente respiró la abrace y no pare de agradecer a la vida por tenerla conmigo, nunca olvidaré ese momento, la tenía en mis brazos mientras de fondo sonaba en los pasillos una hermosa canción de Gustavo Cerati.
Ámbar ya estaba bien, cuando salimos para reencontrarnos con Daniela el panorama no fue el más alentador, ella estaba agotadísima no registraba lo que pasaba alrededor y que con el paso de las horas empeoró su estado de salud, luego de unos estudios de laboratorio, nos informaron que había entrado en un cuadro denominado síndrome de HELLP (complicación obstétrica severa, variante de la preclamsia, presión arterial elevada) lo que nos obligo a pasar 10 días en la unidad de cuidados intensivos.
Mientras tanto, Ámbar luego de lo que vivió, salió adelante y se transformó en un pilar fundamental a la que me aferré para poner todas mis energías en la recuperación de mi mujer. Mi hermosa hija se convirtió en mi cómplice desde el primer momento, durante esos días construimos un vinculo que se afianzó día a día hasta, convertirse en mi compañera inseparable.
La alegría total llego cuando Daniela se recuperó y nos dieron el alta de la clínica. Salimos los tres victoriosos, ya habíamos sorteado los peores momentos y permanecíamos más juntos que nunca. Todo lo vivido nos había ayudado a darnos cuenta que la clave está en el amor y las ganas de ser feliz.
Todo lo compartido es parte de mi historia y es lo que me convirtió en el padre que soy. Con Daniela siempre soñamos con la idea de la llegada de Ámbar, nos imaginábamos como padres y estábamos convencidos que nuestra hija seria un ser especial, amigos, familias y cercanos también pensaban igual por toda nuestra locura de amor.


Mi hija amada ya tienes 6 meses, cuando estabas en la panza de mamá sentía cosas difíciles de explicar pero hoy es diferente disfruto de vos día a día, no me pierdo un minuto de tu vida, llegaste a nuestras vidas para poner un sello imborrable al amor que tenemos con Daniela. Naciste físicamente el 30 de agosto de 2018, pero estoy convencido que ya existías en algún lugar del universo el 5 de enero del 2012, día en el que la vida me cruzó fortuitamente con tu mama en una playa de Brasil.
SOMOS LA MEJOR MANADA…. LOS AMOS CON TODA MI ALMA.
Jonathan