Emprendiendo el hermoso y atareado viaje de ser papás.

Por joaquín García

@papaJoaquincl

Con mi señora de ya 10 años de relación, decidimos emprender en este hermoso y atareado viaje de ser papás.

Fuimos a la consulta con el ginecólogo de mi señora, para contarle y preguntarle los pasos a seguir (muy mateos). A ella le mandó a hacerse exámenes de todo, y a mi me dijo que si no pasaba nada después de 6 meses, ahí me tocaría empezar con los exámenes.

Cuento corto llegamos a los 6 meses y nada había pasado.

La acompañé a todos los exámenes, seguimientos de ovulación, consultas, etc. Luego fui a hacerme todo el chequeo correspondiente, y aquí también entra un miedo interno, por primera vez vas a saber a ciencia cierta muuuuchas cosas, si eres fértil o no, si están bien tus esperamatozoides y en resumen si está bien tú “virilidad”, que toda la sociedad y tu mismo dan por hecho que está súper bien.

Y resulta que al final era yo el del “problema”, ya que mi conteo de espermatozoides era bajo, entonces habían menos probabilidades de embarazarnos. ¿Si esto lo hubiésemos sabido mucho antes, podríamos haber empezado a hacernos cargo desde mucho antes?, pero claro, creo yo que todo esto sigue siendo muy machista y se le carga toda la responsabilidad a la mujer de todo este proceso.

Después de 9 meses para ser exactos, ya habíamos pasado de todo, lo cual era muy agotador, estresante y se venía encima el miedo del tema de la inseminación y esas cosas. Cuando estábamos por descansar un tiempo de este proceso, porque nuestra ansiedad era demasiada y quizás eso también jugaba en contra, el ginecólogo sugirió que mi señora se inyectara algo así como un estimulador de ovulación (hCG), que ayudaría a que ella ovulara más de un ovulo, o sea, la probabilidad subía al doble.

Pasaron 20 días y ya el 14 de febrero nos enterábamos que ¡Estábamos embarazados! Que felicidad más grande y al día hoy, nuestro bebé tiene ya, hermosos 9 meses.