Por Catalina del Solar Gunn
Cuando pienso en una confidencia sobre la maternidad, se me vienen a la mente millón de distintas temáticas que puedo abarcar, o distintos momentos de mi vida que podría compartir.
Compartiré con ustedes quizás una de las más difíciles y maravillosas experiencias que he vivido como mamá, emigrar…
Debido a varias experiencias que tuvimos, y después de 1 año de cálculos, llantos, incertidumbres, papeles, decidimos mudarnos a Canadá, así que comenzamos los trámites oficiales como arrendar nuestra casa, vender nuestras cosas, comprar pasajes, etc. Y dos años después de aquel primer pensamiento, llegamos a Canadá.
Podría alargarme eternamente contándoles lo difícil que ha sido este año, lo gratificante, lo enriquecedor, como persona y como pareja, pero si me detengo a pensar en lo más difícil y lo más gratificante, no dejan de aparecer dos lindas caritas en mi mente… Sofía y Josefa <3
En primer lugar, Sofía llegó acá de 8 años y dejó en Chile a sus amigas, abuelos, profesores, un montón de lazos que hasta el día de hoy extraña. Josefa llegó de 1 año y 9 meses así que no entendió mucho del cambio. A las dos semanas acá, Sofía comenzó el colegio, con un nivel de inglés NULO! Como mamá profesora, soltar a mi hija en un colegio desconocido, con gente desconocida, fue tremendamente angustiante. Hasta ese momento Sofía solo había asistido al colegio donde yo enseñaba, por tanto yo sabía hasta de sus suspiros diarios. Pero fue lejos la más valiente de nosotros 4, jamás se quejó de su falta de inglés, una que otra vez se metió en problemas por no entender, pero ha sobrevivido de manera asombrosa. La parte complicada ha sido la salud, Sofía tiene epilepsia y había estado sin remedio y sin convulsiones desde hace 4 años hasta la semana antes de venirnos. Acá el sistema de salud es distinto, gratis pero distinto, y nos costó mucho lograr tener la derivación a un neurólogo, por mientras tuvimos la bendición de contar con todo el apoyo de su neurólogo de Chile (Marcelo Muñoz) quien nos fue guiando en el proceso pero por mientras Sofía seguía con convulsiones y cambios en el remedio. Gracias a mucho esfuerzo y constancia, hoy se encuentra bajo tratamiento y con un seguimiento que pronto la llevará a hacerse un test genético para descartar o corroborar sospechas de otra enfermedad.
Josefa por su parte comenzó a hablar acá y hoy nos sorprende como con 2 años y 9 meses nos corrige el inglés y nos recibe siempre con una sonrisa de oreja a oreja, lo que nos deja saber que no pudimos tomar mejor decisión para el futuro de ambas.
No tenemos bola de cristal para saber si volveremos a Chile o nos quedaremos acá por más tiempo, pero solo tenemos la certeza de que esta difícil aventura traerá beneficios invaluables para nuestras hijas y es que por ellas somos capaces de todo…
No soy la mejor mamá del mundo, ni tampoco el mejor ejemplo a seguir, pero tengo claro que tengo dos hermosuras que me estrujan para dar lo mejor de mí y seguiré haciéndolo cada día con el mayor amor…