Por Vanessa Hartung Martínez.
Antes que todo, gracias Sindy por el espacio para volcar tantas emociones y recuerdos que, al fin de cuentas, siempre estarán presentes.
Mi nombre es Vanessa, actualmente con 39 años, más que escribirles de mi experiencia quiero transmitirles esperanza, fuerza, empuje, amor desde el fondo de mi corazón a todas aquellas mujeres que hemos sufrido una pérdida gestacional o neonatal.
Desde que recuerde, siempre quise ser madre; sin embargo, por diversos problemas de índole ginecológico no se daba (tampoco me sentía segura con las parejas de aquellos momentos en términos de que llegaran a ser buenos o padres presentes). Hasta que a los 35 años conocí a mi actual marido y al sólo verlo supe que sería el padre de mi(s) hijo(s). Fue así como decidimos ponernos en campaña, yo tenía desde años atrás SOP (Síndrome ovario Poli quístico) y problemas de sobrepeso. Me puse las pilas, y decidí jugarme la última carta que era la operación para extirparlos (había intentado pastillas, tratamientos, todo lo que se podía hacer como alternativas antes de operarse). Así un día de Julio de 2017 entré a pabellón y realizaron la intervención. En ese entonces, trabajaba full time para una reconocida marca de maquillaje, volví a trabajar, pasaron dos meses y para mi sorpresa estaba embarazada: Ver esas dos rayas tan anheladas que por fin se concretaban y te llenaban el corazón y la mente con diversas emociones: felicidad, miedo, ansiedad, inseguridad, fantasía por sobre cómo o a quien se parecerá, hombre o mujer (bueno miles de cosas que se nos vienen a la cabeza). Recuerdo sólo ponerme a tiritar y llorar con un mix de emociones, le mostré el test a mi esposo y él más cauto que yo, me dijo que teníamos que estar tranquilos, que fuéramos al doctor a confirmar y que viéramos cómo van las cosas. Yo vuelta loca, igual con miedo, pero con esperanza de que por fin Dios me había mandado mi anhelado amor eterno, y sí me lo envió, pero no para siempre.
Ya iba en 3 meses y la noche anterior de ir a trabajar, empecé con dolores en el útero, y durante la noche un leve sangrado, me comuniqué con mi doctor y me recomendó reposo (era sábado) por lo que avisé que faltaría ese día al trabajo, por orden médica. En el fondo de mi corazón y sin querer aceptarlo sentía que algo no andaba bien, ese instinto mamífero que tenemos las mujeres…y así fue, en una de las idas al baño sentí que algo cayó, al levantarme me sentí mareada y vacía (en todos los sentidos) y mis peores miedos se confirman… había perdido a mi bebé.
Luego de eso vino reposo y Lunes Am al doctor, donde me confirmó que ya no había saco gestacional, ni nada. ¡Pump! El mundo encima. Una no pierde la esperanza de que este por ahí en algún lado, que sea un mal sueño, un error, que no sea la cruda realidad que te golpea de frente, como suele hacerlo la vida para enseñarnos lecciones de las formas a veces más crudas y violentas.
Me dieron una licencia de 5 días, volví al trabajo sin muchas ganas, ¡pero con la necesidad de conectarme con algo más que fuera el dolor profundo y Pump! Otro golpe de realidad: Me despidieron “por necesidades de la empresa”, podrán comprender que tu mente y tu corazón están en otro lado, podría haber demandado, haber tomado acciones legales, pero por sanidad mental firmé mi finiquito y me alejé de ese círculo vicioso y ambiente tóxico en el cual me desempeñaba… entendí muchas cosas, acciones de compañeras, todo calzaba. Tenemos que aprender a ser más empáticas y solidarias chiquillada entre nosotras, hacer tribus, potenciarnos, admirarnos sin envidias, compartir conocimientos, ser humildes, en fin, ser humanas.
Volví a casa con otro mix de emociones, pero nada se comparaba con la pérdida, así que decidí enfocarme en mi y en buscar trabajo nuevamente, gimnasio, nutricionista, entrevistas de trabajo y pasaron 4 meses, podría decirles que cada noche lloraba pensando en mi bebé estrella y si hubiese hecho las cosas de maneras distintas estaría acá conmigo…
Quedé en la terna para un importante cargo en sector belleza de la región, no me sentía bien, me sentía cansada, sin ánimos, sin un mayor entusiasmo, ¿dudas en mi mente… será posible? No, imposible, no creo…no quiero pasar por esto de nuevo ojalá esté equivocada y auto sugestionada, test y 2 rayas: ¡Embarazada! Toda la tormenta de emociones de nuevo, con mi esposo decidimos no contar hasta pasar las 20 semanas, las pasamos y contamos a nuestras familias de origen todos felices; sin embargo, yo viví los 9 meses con un constante miedo de que algo pasara, me cuidé muchísimo me enfoqué solo en gestar y ser la incubadora perfecta para mi bebé arcoíris, me daba lo mismo niño o niña, no me importaba que viniese con alguna malformación o falla cromosómica, ese niño(a) iba a ser profundamente amado, valorado, respetado, criado con amor y transmitirle todas las herramientas emocionales para enfrentar el mundo con la frente en alto y hacerlo un buen ser humano con corazón y humildad, que sea una luz para quienes lo/a conocieran.
Gracias a Dios y muchos cuidados prenatales y mandas (miles) el 15 de Marzo de este año nació mi bebé arcoíris, mi Marina que ya va en camino a cumplir 4 meses de vida, nace un hijo, nace una madre y un padre y es otro mundo caótico, pero no lo cambiaría por nada; sin embargo, si me preguntas mi familia está compuesta por 4: mi esposo, yo, mi Marina Arcoíris y mi Bebé Estrella que sé está siempre con nosotros. Como alguna vez leí por ahí, después de la tormenta sale el sol, hay que atravesarla para llegar al arcoíris. Lecciones y pruebas fuertes de Dios y la vida, que te forman el carácter y te enseñan a porrazos prioridades, lo que realmente importa.
Mamita, ojala estas líneas te hayan servido, mi corazón abraza a tu corazón si estás pasando por esta dura etapa, por ningún motivo pierdas las esperanzas, una no sabe, pero los tiempos de Dios son perfectos, te mando un abrazo de oso y si quieres contactarme búscame en instagram como mami_en_rodaje.g