El 20 de mayo del año 2000, por decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se declaró el día 22 de mayo como el Día Internacional de la Diversidad Biológica, en la resolución 55/201. Este día fue creado por parte del organismo internacional para “informar y concientizar a la población sobre las cuestiones relativas a la biodiversidad”.
Este convenio es el instrumento para poder abordar temáticas respecto a la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos, según explicó la ONU y que, además ha sido ratificado por 196 países en el mundo.
La discusión iniciada en el año 1992, logró incluir en esta proclamación, la participación de diversos territorios y una multiplicidad de actores como la comunidad científica, pueblos originarios, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales entre otros. Quienes dieron vida a esta decisión.
Por ende, no sólo hay una intención de proteger la biodiversidad del planeta, sino que esta decisión fue colaborativa y participativa. He aquí, donde nuestra sociedad juega un rol central en la preservación de la biodiversidad, la cual, nos permite tener una vida más sostenible.
Por distintos años se ha abordado de distintos enfoques gracias a esta proclamación, desde el 2002, dedicado a la diversidad de bosques, posteriormente la biodiversidad y la pobreza, como retos para el desarrollo sostenible. También se han abordado temáticas de diversidad en zonas áridas, alimento, agua y salud, cambio climático, entre otros.
Y durante el 2018, se conmemoran 25 años de lucha por este día internacional y, es donde debemos cumplir un rol importante, sobre todos aquellos agentes de cambio que se han desarrollado alrededor del mundo. Y el rol que cumple el grupo familiar dentro de la educación no formal y la relevancia de poder formar nuevas personas que defiendan la sustentabilidad como un modelo de vida, reconociendo la relevancia de la biodiversidad nativa, de cómo cuidamos nuestros bosques, de cómo también, insertamos la cosmovisión del pueblo mapuche en nuestra cotidianeidad y finalmente, a través de todas estas prácticas innovadoras logramos generar agentes de cambios en nuestros niños y niñas, para así, defender y construir un lugar más justo para todos los habitantes del planeta.
Por el futuro de nuestros hijos, los invitamos a sumarse como familia en cada una de las acciones que nos lleven a defender la sustentabilidad como modelo de vida.
Karina Leiva
Coordinadora, Proyecto CuentaCartón.