De rica y famosa a pobre y desconocida

Por Heidi Abd-el Kader Mayer

Hoy me tomé el tiempo de escribir sobre el peor momento que me tocó vivir en mi periodo de embarazo.
El título es más bien una forma de tomarme con humor todo lo que viví.
Bueno, hasta antes de decidir ser mamá, yo trabajaba en una AFP, era muy exitosa y ganaba muy bien. Había logrado crecer dentro de la empresa y ganar más de algún reconocimiento por mi buen desempeño.

Era feliz, iba donde quería, viajaba constantemente, me compraba lo que se me antojaba; era una mujer independiente y empoderada, hasta que se me ocurrió pensar en ser mamá. Un día hablamos en serio con mi pareja de la posibilidad de ser padres y ese día decidimos dejar de cuidarnos, claro yo pensando en que «tantos años cuidándome, a lo menos me iba a tomar un par de meses que se desintoxicara mi cuerpo y quedara embarazada», pero no, luego de un par de semanas me embaracé, tuve una pérdida y volví a quedar embarazada al mes; ya les contaré esa vivencia de la pérdida.

Cuando confirmamos que ya estaba bien embarazada, que ya habíamos pasado el tiempo de riesgo, salimos a contarle al mundo, y si bien, todo aquel que se enteró nos felicitó y se mostró feliz, no todos se portaron bien después.

Cuando pasaron los 5 meses yo comencé a retener líquido, a los seis meses parecía de 8 jajajaj….hoy me río, pero en su momento no fue chistoso, porque los últimos meses fueron del terror. Subí 25 kilos, y por ser trabajador de renta variable tenía que trabajar a full para
NO bajar mis promedios de renta o me iría para mi casa con un Pre y Post natal ganando poco y no podía darme ese lujo cuando venía un hijo, es decir, no me lo podía permitir. Fue entonces donde conocí el lado más feo de las mujeres con las que trabajaba. Como me costaba trasladarme porque en poco rato mis pies y piernas se volvían terribles, es que un par de compañeros (hombres) con los cuales siempre compartí mucho, fueron quienes me tendieron su mano y me ayudaron a poder llegar a mis metas y lograr terminar mi último mes bien, fueron mis choferes, secretarios, protectores etc.

En ese tiempo, por las noches, no existía día que no llorara de dolor, que no sintiera que mis piernas y pies en cualquier momento reventarían. Mi pareja tenía que hacerme masajes para ayudarme a drenar ese líquido y poder dormir algo por las noches. Muchas veces me hacía la dormida para que él se durmiera y al otro día se fuera a trabajar sin problemas, pero yo lloraba en silencio, por el trato que vivía en el día por mis compañeras que se la pasaban haciéndome desaires y el dolor de mis piernas hinchadas.

Hasta que llegó la última semana de trabajo y comenzó mal, pues llegando a la Oficina ví a mis compañeros discutiendo con mis compañeras porque yo ya estaba casi fuera y no habían querido hacerme una despedida. Lo más triste de ese momento fue cuando uno de mis compañeros les dijo a las mujeres que estaban «como pueden ser así, ella jamás se ha portado mal con ustedes y siempre ha estado para cuando han necesitado de ella, no puedo creer que sean tan malas más cuando todas han sido madres»….eso me hizo darme cuenta que lo que yo sentía que era un poco de distancia, en realidad era bronca. Tomé vuelo y me fuí, decidí volver dos días después, total ya tenía mi meta cumplida y solo quería terminar bien mi proceso. Cuando llegué ese día miércoles, en el ingreso de mi trabajo estaban mis compañeros con mala cara, de inmediato les pregunte que les pasaba y uno de ellos me respondió: «amiga, se realizó la evaluación de desempeño y nos evaluaron con mala nota a los tres», no sabía que había pasado que nos merecíamos ser mal evaluados pero, como lo que estaba en juego y si me importaba era, que de no contar con el promedio de notas necesario para optar al beneficio del seguro de salud lo perdería, me armé de valor y entre a la oficina de mi jefe y le pedí que revisáramos mi evaluación. Su cara se desfiguró, yo creo que jamás se imaginó que yo le pediría me explicara en que se basó para la nota que me otorgó. Fuimos revisando uno a uno los ítems y fui rebatiendo cada punto mal evaluado. Cuando terminamos le dije «que triste es tener que irme con esta sensación de haber sido juzgada por una jefatura que lo poco que sabe de mí, es del cumplimiento de mis metas y aún así viendo en la condición en la que estoy, por estar a los odios de un equipo de mujeres envidiosas haya sido capaz de evaluarme tan injustamente, un hombre de Dios jamás se habría dejado llevar por habladurías (lo de hombre De Dios era porque él en su condición de mormón y pastor, en todas las reuniones lo hacía presente, y se mostraba muy del amor al prójimo, pero aquí no me cuadraba en lo absoluto), me paré para retirarme, a lo que él me retuvo, me pidió disculpas y delante de mi llamó para que le habilitarán el sistema para corregir mi nota. Ese día decidí no volver más, ya era suficiente para mí, quería irme a disfrutar lo poco que me quedaba antes de tener a mi hijo y como tenía pena nos fuimos a mi querida San Felipe, a ser regaloneada por la familia para que este mal momento pasara rápido.

De ahí sale el título de este relato, pues mi sobrino mayor me vió y me preguntó: que pasa tía que tienes mala cara?… a lo que le respondí: nada hijo, sólo que por fin dejé de trabajar!!!…el había escuchado a mi familia hablar con mi pareja del porque estábamos de visita y en su condición de niño me dijo: “tía, de rica y famosa, pasaste a pobre y desconocida y rió, y luego me dijo: lo bueno de eso tía, es que ya no tendrás que andar corriendo por cumplirle a nadie más que a ti y vas a descansar y si te queda dinero después de tu hijo, podrás tomarte un helado conmigo tranquila y sin andar corriendo por las metas”!!!!….reí y esa simple conversación con un niño me permitió soltar el éxito y las exigencias laborales que de nada me sirvieron a la hora de irme, porque ni un ramo de flores recibí de mi impresa el día que nació mi hijo, nadie se acordó de aquella ejecutiva
que sobre cumplía metas y ganaba concursos, solo fueron mis dos compañeros a saludarme y a conocer a mi hijo en la clínica.

Lo que aprendí hoy, porque se aprende, es sin duda que, nada es más importante que mi hijo, que mi familia!!!!….el dinero va y viene al igual que los éxitos, y el tiempo no se paga, ni se compensa con nada, pasa y solo tú sabes dónde y cómo quieres vivirlo!!!…