Cuando ser compañero es primordial para ser padre.

Por Marcelo Salcedo Barrios.

Es sabido que la llegada de un hijo(a) es un gran acontecimiento, el cual está lleno de felicidad, desafíos, incertidumbre, etc. En este proceso uno cree saber de qué se tratará ser padre, pero también pasa que uno no se siente preparado en muchos temas y es por esto que comenzamos a prepararnos mediante la lectura, conversación con quienes ya pasaron por esta experiencia y toda información que pudiese ser útil para enfrentar lo que se viene.

Antes de la llegada de mi bebé tuve el tiempo para conversar, reflexionar y estudiar sobre esta nueva etapa de la vida, o mejor dicho de nuestras vidas, ya que con mi señora era importante entendernos y tratar de planificarnos desde lo material hasta lo espiritual, tratando de abordar todo el espectro de posibles situaciones que se podrían presentar. No todo fue color de rosas, pero siempre conversando logramos entendernos y remar para el mismo lado, siempre pensando en lo que era mejor para nuestra bebé.

Es así como este tiempo que creí sería suficiente para prepararme no lo fue, y me vi con mi amada hija en los brazos más acogedores y protectores que como padre le podía dar. Lo anterior lo logré porque me sentí capaz de hacerlo, ya que mi pequeña es lo más frágil que jamás había tenido. Solo fue ver su fragilidad, sino también sentirme responsable de hoy en adelante por ella.

Esta sensación me ocurre en el momento exacto cuando su mirada de bebé hace contacto con la mía, es hermoso y no tengo como describirlo, pero también es cierto que a la vez atemoriza, sobre todo cuando es el primogénito(a), por lo que me han contado.

Pero lo que sigue en esta etapa es lo que define lo primordial de ser un buen compañero y tal vez no somos tan padres como creíamos, me refiero a la etapa de la lactancia y de los primeros días, son estos cuando uno se siente literalmente inútil, no podemos dar pecho, somos torpes al mudar, en mi caso ni hablar de tratar de bañar, el pequeño tamaño de mi amada bebé y lo grande que se ven mis manos me da miedo poder hacerles daño. Es así como pasamos a un segundo plano, lo cual en ningún momento es malo, solo nos damos cuenta que los limites propios del género y temores previos, nos harán seguir un camino paralelo, el cual es hermoso y lleno de otros desafíos.

Realmente no sé si son desafíos, y si lo son, no siempre pueden ser tan difíciles, esto no significa que no sean importantes, por el contrario el acompañar y preocuparte por tu esposa, no quita la importancia de ser padre, también es parte de serlo, ya que nuestro deber es fundamental para entregarles la comodidad y satisfacer las necesidades, nos debemos preocupar por su descanso, alimentación, algo de entretención, si el cansancio y sueño se los permite y por sobre todo comprensión, ya que esta mujer que debe estar 100% dispuesta a satisfacer la necesidad tu pequeña hija. Si bien de esto nos hablaron, jamás se sabe hasta que lo vives.

Es por todo esto que digo que ser un compañero es primordial para ser un padre, nosotros no ayudamos a nuestra mujer, somos parte de cuidar y no solo a nuestro hijo(a), también a nuestra esposa, pareja, compañera, solo cumplimos con nuestro deber de ser quienes elegimos ser en esta etapa de nuestra vida y con quienes decimos seguir el camino de la vida, no somos una compañía, somos parte del proceso y la crianza de la familia, la cual en mi caso recién somos 3.

Marcelo Salcedo Barrios