Las experiencias que guardo en mi memoria desde la niñez de alguna forma me hacen ser quien soy. Los años pasan y aún recuerdo cruzando el bosque con mis hermanos y mi padre, ese olor a pino cuando cortamos nuestro árbol para decorar en navidad. ¡Aún recuerdo la textura de la arveja que cosechamos y comimos junto a mi hermana, de una casa vecina que nos dejaba meter las manos a la tierra!
Tengo certeza que las vivencias de mi niñez me han hecho ser más consiente de mi actuar y preocuparme de la huella que voy dejando al caminar. Siento la necesidad como madre de compartir esos recuerdos con mis hijos y que ellos mismos generen experiencias que fortalezca esa relación con la tierra. Quiero que mis hijos aprendan a disfrutar las cosas simples, las pequeñeces que nos ofrece la vida y que están delante de nuestras narices.
Porque tengo la convicción que la naturaleza es capaz de generar emociones positivas y constructivas en el ser humano. Creo firmemente que esta conexión con la naturaleza es de carácter innato e incluso necesaria para nuestra existencia. Esta idea no es invento mío, es un término conocido como biofilia; un concepto que sugiere que los humanos sienten una afinidad innata por todo lo viviente y que nuestra existencia depende de esta conexión diaria con el ambiente que refuerza la vitalidad del ser humano. Es por esta razón que los invito a crear instancias diarias de interacción con el entorno, ¡ya sea plantando desde semilla y compartir en familia el maravilloso proceso de ver una planta crecer y después comérselo! O simplemente andar descalzos, y permitir que tus pies puedan sentir la tierra, el pasto, o la arena. Esto también es conocido como ‘earthing’ o ‘cable a tierra’. Esta teoría está basada en estudios que muestra que conectándonos con la tierra promueve el bienestar físico. El acto mismo de pisar la tierra genera una conexión física entre frecuencias eléctricas del cuerpo. Tal como el sol promueve energía y vitaminas, la tierra también es un recurso que otorga energía y que contribuye a la salud. Andar descalzos es un metodo de sanación ancestral! Cosas tan simples pueden mejorar nuestra calidad de vida y conexión con la tierra.
Así que los invito a hacerlo y vernos en un próximo capítulo donde les compartiré un video con mi hijos.