Ya es conocido por gran parte del país la situación de sequía provocada por grandes empresas agricultoras dedicadas al cultivo masivo de alimentos. También conocemos el daño que causan los productos que se utilizan a modo de fertilizantes y que erosionan la tierra y contaminan las aguas subterráneas debido al exceso de nutrientes.
Es imperioso que para enfrentar esta coyuntura de crisis socio ambiental en Chile, actuemos de forma creativa y colaborativa, desde nuestros espacios cotidianos y con nuestro entorno más cercano, nuestros hijos e hijas.
Es por eso que, desde CuentaCartón, nos interesa poder elaborar actividades en base a la co-creación con la comunidad.Como por ejemplo, con las huertas en primera infancia, cuyo objetivo es que tengan un impacto en la comunidad escolar y en la identidad del territorio. La idea es que los niños y niñas puedan aprender a desarrollar colaborativamente huertas en sus hogares junto a sus padres, madres y/o tutores. Uno de los puntos centrales es llegar a elaborar una estrategia para poder desarrollar una alimentación que beneficie el crecimiento humano y no contamine el medio ambiente.
Para realizar una huerta orgánica, con elementos propios de nuestro entorno, podemos utilizar nuestros desechos orgánicos como fertilizantes naturales.
Por ejemplo, la cáscara de plátano aporta potasio a la tierra y es muy utilizada en cultivos de diferentes tipos, bajo la idea de poder mantener el sustrato de la tierra sin contaminar los alimentos que serán cosechados. También podemos utilizar estiércol de animales, como gallinas, conejos o cabras. También el humus de la lombriz californiana, como abono para la tierra. Así como también las cáscaras de huevo, que cumplen una doble función en la biodiversidad de nuestra huerta. Se pueden utilizar como fertilizantes y como repelentes ante posibles plagas en nuestras plantas.
Colaborar de forma colectiva para resolver los desafíos del cuidado del medio ambiente es una tarea central para los padres y madres, los que pueden generar agentes de cambio en sus hijos y en las futuras generaciones.
Hacemos el llamado a ser responsables con nuestro medio ambiente desde la cotidianeidad, a través de la colaboración y de la concientización frente a los desafíos que tenemos como país. Pero, en especial, en nuestro territorio, ser responsables respecto a cómo educamos a nuestros hijos sobre la relevancia que tiene, día a día, el cuidado de la biodiversidad y la correcta elaboración de alimentos, sin dañar el ecosistema.
Karina Leiva
Coordinadora del Proyecto, CuentaCartón