Por Carolina Silva.
Cuando venía en camino mi amado hijo Ariel, tenía tres meses de embarazo y comencé a leer cuentos con finales alegres y personajes mágicos, buscando textos en cada librería que encontraba. A sus cinco meses en el vientre, comencé a cantarle y a leer adivinanzas; pasaron los meses y llegó Ariel. El tercer día de su nacimiento llegamos a casa, observó las pinturas, escuchó el sonido del piano, cuentos y canciones al dormir.
En los momentos del baño jugaba con libros de goma, en su rutina diaria manipulaba libros de tela, libros objeto y sonoros. Cuando cumplió un año, le regalé un libro de cuentos que llevaba a todo lugar. Así cada mes le regalaba libros de cuentos que compartíamos diariamente, otras veces íbamos a bibliotecas para descubrir nuevos cuentos.
Ariel se acercaba a su biblioteca a buscar su libro favorito para leer antes de dormir o al atardecer. A sus cinco años comenzamos a leer una colección de libros sobre las emociones, en los cuales leía un cuento y luego respondíamos preguntas comentando a partir de la empatía y emociones de cada uno. Hoy sabe identificar sus emociones y valorar sus sentimientos así como de los demás.
A sus doce años comenzamos a leer cuentos chinos, comentando las reflexiones con su filosofía, lo que ayudó a orientar el sentido de la vida.
Hoy, a sus trece años, hemos iniciado lectura de cuentos y parábolas de Herman Hesse, analizando las palabras y su aporte en la existencia humana.
Actualmente está leyendo textos de su interés, uno de ellos es la historia y vida de Nicola Tesla, quien fue una inspiración para que comenzara a escribir su autobiografía con ilustraciones, además escribe canciones y es vocalista en una banda de rock de su colegio.
La lectura madre e hijo ha sido un fortalecimiento del apego seguro, el cual hemos ido desarrollando a lo largo de este camino que se inicia en la etapa de gestación. En el presente, el escenario de fantasía y magia de la primera etapa de la infancia ha cambiado; la filosofía China, literatura de género de terror, ciencia, historia, ciencia ficción; dibujan su nueva esencia literaria, que constituye su propia búsqueda que nos acerca cada tarde o cada noche, dialogando a partir de la reflexión, permitiéndonos encontrarnos en momentos infinitamente bellos para decir “Te amo” a través del acto de escucharnos, leer, dialogar, transformar a través de nuevas ideas. Así, las palabras van tejiendo lazos que perdurarán por siempre.
Un abrazo a todos.