Por Francisca Reyes Saá.
Alimentar a un hijo o hija es un acto de amor… soy Francisca, mamá de Amelia, soy prolactancia y alimento a mi bebé con fórmula desde los dos meses.
La maternidad es algo normal, obvio… esa fue mi frase durante todo el embarazo. Normalicé las náuseas, los dolores y todo lo que me habían contado que pasaba , y lo tomaba como parte del proceso, no me quejaba… solo disfrutaba.
La lactancia fue algo que me dió vueltas en la cabeza… sentía que era un acto tan natural e instintivo, que pensé que sería perfecto. De todas maneras, fui a un taller de lactancia materna en una clínica, en la que me entregaron harta información que desconocía.
Desde que nació mi pequeña, hasta su mes de vida, todo iba perfecto, logré amamantar sin problemas, con un poco de dolor, nada grave. Para corroborar que todo el proceso estuviera bien, le pedí a la asesora que había conocido en el taller que me apoyara… y me indicó que observa una posible mastitis y que debía ir al médico… así que fui.
Me dieron medicamentos y algunas indicaciones para aliviar, pero así y todo se formó un absceso que había que operar.
Me interné, me operaron, y continué amamantando normalmente, hasta que comenzaron las curaciones… posterior a la operación, se desarrolló una infección que no se estaba controlando con los antibióticos, y el doctor después de cinco días de hospitalización, sugiere suspensión de lactancia debido a una obstrucción mamaria que requería de otros estudios.
Me sentí tan mal, que desbordé en llanto, le pedí perdón a mi hija y la tomé para alimentarla por última vez… tenía que hacerlo por ella, y por mi… no aguantaba ni un día más lejos de ella, mi ánimo estaba decayendo día a día, y había que tomar rápidamente una decisión.
Y ese fue mi breve paso por la lactancia.
Hoy con mi bebé de cinco meses, logré darme cuenta que soy la mamá perfecta para mi hija, y que ella es perfecta para mi… logré sanarme a través de la ayuda mutua, del compartir experiencias de manera desinteresada, creando un grupo de apoyo enfocado en la displasia de cadera de mi hija y que me mantuvo con la cabeza ocupada por estos dos últimos meses… Compartimos experiencias e información de distintas temáticas relacionadas con la crianza respetuosa, sin juzgar, solo nos enfocamos en apoyar.
Continuaré siendo prolactancia, aunque mi cuerpo no me haya permitido continuar…
Alimentar a un hijo o hija es un acto de amor… y yo alimento a mi hija con el amor más puro y verdadero.
Antes me sentía mal cada vez que sacaba la mamadera en público, fui cuestionada, y me vi en la obligación de explicar algo que no tenía por qué hacerlo. Por eso, quiero hacer la invitación a una vida sin juzgar al otro, es momento de acompañar y apoyar… la vida es tan linda cuando se aprende a disfrutar desde sus propias vivencias… Por mi hija, intento ser mejor persona cada día… quizás me equivoque, pero por lo menos cada tropiezo que de, será por que estoy probando caminos desconocidos.
Agradezco infinitamente a Sindy por invitarme a escribir mi confidencia. Hoy necesitamos más amor, y así dejaremos un mejor mundo para nuestros pequeños.
Y dejé de ser yo… para comenzar a ser nosotras.
Un abrazo para todos los que nos leen en esta comunidad.