Alergia alimentaria en nuestro bebé.

Por Gonzalo Román.

Somos papás de un bello niño de 2 años y medio, todo iba bien, un bebé planificado, nacido de parto por cesárea para evitar complicaciones. Transcurrían 5 meses y ya era hora de volver al trabajo, se estaba terminando la licencia. Fue en ese momento que decidimos cambiar de pediatra, nuestro bebé tenía reflujo y apenas ingresamos a la consulta con nuestro hijo el doctor lo miró y nos dijo “su bebé tiene alergia alimentaria” (nuestro bebé tenía ronchas en su cara que eran normales para el otro pediatra).

Como papás fue muy fuerte, nos imaginamos lo peor para nuestro hijo y no sabíamos lo que venía. En ese momento le suprimieron a la mamá y el bebé todo lo derivado de la leche de vaca, carnes rojas, soja, frutos secos, entre otros, que aún seguía dándole pecho. Esto nos complicó bastante, casi todos los productos que uno puede encontrar en un supermercado envasados tienen trazas de elementos alergénicos por lo que la mejor opción fue preparar todas las comidas en casa, incluso para la mamá, evitando cualquier riesgo.

Acudimos a un especialista en alergias, quien nos confirmó el diagnóstico. Nos recetó una leche especial, la cual no le gustó a nuestro hijo (la probamos y sabía horrible), por lo que decidimos que la mamá le siguiera dando pecho.  La alergia alimentaria como enfermedad es bastante complicada, para ir a reuniones familiares hay que llevar potes con todo preparado, ya que el riesgo es muy alto, no se puede salir a restaurantes a comer por lo mismo. Sin embargo, el sacrificio valió la pena, nuestro hijo mejoró rápidamente, el reflujo desapareció y estábamos más tranquilos, aunque seguía siendo difícil el diario vivir.

Fuimos aprendiendo bastante de la enfermedad, complicaciones, casos más graves y reacciones más complicadas. Sin embargo, en una parte importante de los niños, y fue nuestro caso, la alergia se debe a una inmadurez del cuerpo, la cual desaparece al año de vida. Transcurrido el año fuimos nuevamente al doctor quien nos indicó la forma de ir probando alimentos, esperar unos días y probar otro. Afortunadamente nuestro hijo hoy está de alta y podemos decir que fue solo un episodio en nuestra vida que nos dejó una experiencia.

A los papás cuyos hijos padecen esta enfermedad les decimos que tengan tranquilidad, confianza y paciencia, y si necesitan nuestra orientación respecto a la enfermedad o que les recomendemos al especialista, no duden en contactarnos a través de Sindy.

Saludos padres y madres confidentes