No soy perfecto, pero trato de superar mis defectos.

Por Darwin Villalobos.
Durante mucho tiempo  esperaba el momento para convertirme en padre.
Soñaba y anhelaba concretar esta etapa de la vida, pero la vida y las circunstancias retrasararon el momento hasta cuando cumplí los 36 años.
Lamentablemente nuestro primer paso para convertirnos en padres tubo un primer capítulo triste, el cual fue la pérdida del primer embarazo de Loreto, mi esposa.
Este momento caló duramente en nuestras vidas y dejó huella y enseñanzas para nuestra segunda oportunidad, ya que estábamos seguros que lucharíamos por cumplir este sueño.
Fue esi como al mes de ocurrido este duro momento, el sueño de convertirnos en papás nuevamente tocaba a nuestra familia.
Decidimos guardar sigilo e informar a nuestros familiares más cercanos la maravillosa noticia y la bendición que Dios nos había regalado.
Vivimos con respeto y ansias cada paso del embarazo, revisé cada etapa diaria de crecimiento en Google y me convertí en el genecólogo-pediátra a cargo de la contingencia diaria del crecimiento del bebé, aportando conocimiento a quien me preguntase del crecimiento de una guagua,
Estaba realmente encantado de esta etapa.
Nació Leandro Tomás y la vida cambió, ya no éramos 2 , si no que 3, los desvelos y preocupaciones se apoderaron de nuestras vidas, el espíritu de lucha y supervivencia asomaban a nuestra existencia para acompañarnos por toda la vida.
Ser padre es maravilloso, saber que  tienes un motivo porque luchar permite el equilibrio para determinar el por qué de nuestra existencia.
Hoy soy padre de Leandro y Lorenzo, todos los días doy gracias a Dios por permitirme cumplir mi sueño, lo vivo intensamente y trato de entregar amor de calidad para que perdure a través de los años.
No soy perfecto, pero trato de superar mis defectos siendo honesto y franco con mis retoños..
Quisiera que todos los niños tengan papás que entreguen amor y cuidado a sus hijos, lamentablemente se, que esto en algunos lugares no sucede, y por ello redoblo mis oraciones para que Dios oriente a haga el milagro en aquellos padres que olvidan a sus hijos.
Soy feliz y al igual que muchos colegas papás, estoy viviendo el proceso de formar hombres de bien y que sean un aporte a nuestra sociedad…