Por Paloma Daniela Gómez Camblor.
Hablar de lo que se siente o lo que es ser madre quizás redunda en este espacio, sabiendo que todos y todas aquí lo somos. Sin embargo, quisiera hacer hincapié en algo que siempre comento con otras personas, sobre todo cuando se discute el hecho de elegir no tener hijos, y esto es que creo que no hay ninguna otra experiencia de vida que te ponga tan al límite con tantas emociones y aprendizajes, que finalmente te obligan a enfrentar tus propios demonios y a superarte y mejorar como persona día a día.
Digo esto porque siento que de todo lo maravilloso y eventualmente negativo de la maternidad, es lo que más me impacta como mujer y persona.
Criar y guiar a otros seres es un cuaderno en blanco que debo llenar con el mejor contenido de mi misma y el entorno, es la creación más compleja e infinita que una persona pueda enfrentar, se plasma todo nuestro ser, se entrega todo y lo que no se tiene se inventa…y sin duda en ese proceso, como partí diciendo también me esculpo a mi misma.
Confieso que a veces me siento frustrada porque quisiera tener más tiempo para mi, angustiada por cada cosa que les suceda a mis hijos y tan imperfecta que temo hacer las cosas mal, pero al final del día los observo y miro hacia atrás y veo que no hay fórmula, no hay biblia, no hay manual…solo ser uno mismo y cada vez mejor y créanme…resulta!!!
Ahora un poco de historia, recuerdo que cuando tenía 10 o 12 años hablaba con mucha certeza de que tendría una hija llamada Alondra, siempre supe que llegaría a mi vida, solo que no imaginaba que sería tan hermosa, ella es una mujercita conciliadora, profunda, graciosa, mamona, responsable, comprometida con lo que hace y me sigue en casi todas mis locuras, hoy tiene 17 años, y si me preguntan por la adolescencia feroz, naaaaa no me puedo quejar, chocamos porque es la ley de la vida, pero es respetuosa y sabe donde está parada. Y en lo cotidiano, usa la mitad de mi ropero, me saca el maquillaje, me revisa al llegar por si traigo bolsas, tiene que saber qué hago dónde y con quién, canta y baila hermoso, se come todo lo que encuentra, y cuando digo todo…es TODO!! Jajaja Es maravillosa!!!
Seis años más tarde llegó el amor de vida. Cuando lo esperaba tenía tanto miedo porque estaba segura que no podría amarlo como a mi hija, me preguntaba a diario cómo iba a resolver eso. Además tampoco me imaginaba mamá de un hombre, así es que para estar tranquila aseguraba que sería mujer. Hasta que el médico me dice que es un varón, uff mientras el padre gritaba de emoción en la consulta, mi cabeza explotaba de incertidumbre y desconcierto, inevitablemente lloré con sollozos inconsolables camino a casa…hasta hoy no puedo explicar mi reacción, que sin duda no era rechazo. Pues llegó mi Franco Felipe a enseñarme otras cosas. Él es intenso, sensible, líder, inquieto, solidario, franco como su nombre lo dice, y sueña con ser padre y profesor, ama los niños, apenas hablaba y ya mencionaba los hijos que iba a tener…por su bien y el mío espero que eso no sea tan pronto jejeje, hoy tiene 10 años y también es un mamón empedernido, si pudiera dormir y trabajar conmigo siempre no le faltaría nada.
Como ven llevo harta tarea hecha, ya pasé la etapa de la lactancia, los pañales, supervisión 24 horas, el baño por la noche, quedarme a los cumpleaños, pero me queda bastante y cada etapa es bella y difícil.
Por último, no para dar consejos, sino solo para resumir los pilares que definen mi crianza, simplemente estar en todo, soltar de a poco procurando la autonomía, hablo siempre con la verdad, sin filtro, sin anestesia (solo lo necesario para la edad), hablamos mucho mucho, intento hacer cosas que no me hubiese atrevido sola por acompañarlos, si tengo pena lloro, si me enojo se nota, todo el día bromeamos cantamos y reímos, también les doy tareas, los reto y los hago acompañarme a mis cosas…hasta ahora resulta más o menos bien creo, al menos soy casi sobreviviente de una adolescencia, pronto viene la otra, ya les estaré contando.
Cariños y fuerza a todas y todos en esta demandante y maravillosa labor.